En la librería del Fondo de Cultura Económica, case de Bogotá, tuvo lugar el jueves 21 de enero un recital poético, a cargo de Raúl Vallejo, basado en su más reciente libro Mística del tabernario. El recital fue el acto de apertura de las actividades culturales del FCE en 2016 y contó con la presencia de un numeroso público que colmó la sala de eventos de la librería.
Vallejo abrió el recital comentando la estructura del poemario que ha sido escrito durante su estadía en Colombia, desde 2011. La primera parte del libro “Taberna de la cofradía de Chapinero bajo”, es una suerte de conversatorio escénico en el que se debate, desde diversas voces poéticas, las nuevas sensibilidades éticas y estéticas. Un largo poema experimental que es también un diálogo intertextual y de homenaje con Roque Dalton:
Pobrecito poeta que era él, en que taberna de qué otros lugares
su muerte sin sentido nos dejó una herida honda
infectada de sectarismo, la política,
agotamiento de la palabra por exceso de uso
aunque te pese y nos pese: tú eres un gran muerto
y los que continuamos vivos y en paz, tus grandes asesinos.
La poesía fue fusilada junto con la fragilidad de tu cuerpo.
De esta primera sección, Marialeón Arias Cano, le dio la voz a los textos de la Actriz invitada que parten de la invención de un diario secreto de Marilyn Monroe: “Jack nunca pensaba demasiado cuando hundía su cabeza / entre mis piernas largas que apuntaban orgiásticas a la luna. / El hombre más poderoso del mundo se arrodilla ante mí y tiemblo”. Este conjunto de cuatro poemas fue el motivo inicial para la escritura de la novela corta Marilyn en el Caribe (Penguin Random House, 2015, Premio Nacional de Novela Corta “Pontificia Universidad Javeriana”, de Colombia).
La preocupación por la cosificación del ser humano en la telaraña de las redes sociales es una preocupación del poeta. La sección “De la escena en las redes sociales” es una indagación de cómo las redes sociales han convertido a las personas en extensiones de los instrumentos electrónicos. Un ejemplo de lo dicho es “Selfie”:
El rostro se apropia de sí
mismo y es rastro impregnado,
espejo del ojo que contempla
al que se ve ojo que mira.
Sonrisas del otro que es el yo
que lo captura desde la mirilla
incrustada, vigía que atalaya
a través de infinitos espejos.
Fotografía de uno mismo destinada a redes virtuales;
urgencia inútil de sabernos etiquetados en muros ajenos.
Existe una sección muy intimista del libro que es “Procreación de identidades”. En ella, el hablante lírico explora las diversas máscaras con las que el sujeto posmoderno se presenta ante el mundo. Esa escisión espiritual y, al mismo tiempo, esa multiplicación del yo, es la que atraviesa el sentido de estos textos, como en “Antifaces”:
He consumido tanto prójimo en tanta vida que me pierdo; un laberinto de danzantes en baile de máscaras es mi extravío. Vidas de humo, nombres de arena. Certezas en el rencor, seda del olvido de quienes llevan la desmemoria como traje.
En mis ojos enmarcados por el antifaz brilla la lumbre, tenue persistencia de serpiente en los espejos de salón del próximo prójimo.
En 2013, con el conjunto de poemas titulado “Poesía urgente para un mundo sin poesía”, Vallejo ganó el XVII Premio Internacional de Poesía “José María Valverde”, convocado desde Barcelona, España. Esta es una sección del libro cuyos textos parten de noticias aparecidas en la prensa; uno de ellos es un acto solidario con las víctimas del feminicidio: “Rosa Elvira Cely, empalada en Bogotá”:
No solo es el suplicio inenarrable de tu agonía
entre los árboles solitarios del Parque Nacional.
Es la sevicia de un hombre
la complicidad de todos los hombres
la vasta crueldad de la condición masculina.
Tu sexo atravesado por la furia del falócrata
Tu vientre hollado por la violencia del amo
Tu cuerpo que ya no es tuyo sino del tormento.
Rosa Elvira Cely, 35 años, una niña de 12, martirizada
la dignidad de la vida con la atrocidad de tu muerte.
La parte final del recital provino de la sección “Cuitas de amor por Colombia”, que constituye una muestra de los afectos desencadenados durante la estancia del poeta en este país. La voz poética hermana a Julio Jaramillo con Julio Flórez, visita la casa de María y Efraín, revive el recuerdo de sus zapatos Croydon, elogia la belleza de la mujer colombiana y se mezcla en su literatura, como en “Yo no besé a Rosario Tijeras”:
Tengo miedo de besar a Rosario Tijeras
pero más son las ganas
y no me importa esta poca vida
entre la vendedora de rosas y Satanás.
Quiero ese beso invocando a la virgen
de los que limpian las balas
con agua bendita, y bailar contigo
antes de aquel disparo que suena a tu muerte.
Pero no llegaré a tiempo, niña de nadie,
y escaparé a tu furia
contra este mundo de poca mierda
en ese desbarrancadero que llamaban Metrallo.
Al final del recital, Vallejo conjugó recuerdos de infancia, el descubrimiento de una Colombia cargada de memoria, vida y personas hospitalarias; un país que, a pesar de haber sufrido una historia de violencia busca la paz en los días de hoy y sabe que: “y habrá reconciliación y justicia y sanarán las heridas”.