Presentaciones de libros, conversatorios, homenajes, etc. fueron las actividades que Raúl Vallejo desarrolló en la FIL Quito 2022 organizada por la Secretaría de Cultura del Municipio de Quito en coordinación con la OEI. La feria se realizó del 15 al 22 de diciembre y su sede principal estuvo en el Centro Cultural Metropolitano.
El lunes 19, Vallejo presentó El ring del poeta, de Ramiro Oviedo, y platicó con el autor, quien también dio un recital poético, muy aplaudido por el público. Vallejo dijo que Oviedo «es el poeta boxeador, de elogiosa resistencia moral, que regresa al cuadrilátero de la vida y la poesía para dar un combate, a doce asaltos, cargado de iracundia, nostalgia y vitalismo estético». Un comentario más amplio se puede leer en la entrada del blog Acoso textual: Iracundo en el ring de la vida y la poesía
A continuación, Vallejo moderó la mesa «Cuando la literatura le escribe a la naturaleza», en la que participaron Linver Nazareno y Edmundo Paz Soldán. Linver Nazareno es un decimero tradicional de la provincia de Esmeraldas, escritor de cuentos, redondillas, guiones en versos, creador de varios temas musicales a ritmo bambuco y andarele. Las décimas en su voz se pueden escuchar aquí: Décimas de Muisne. Edmundo Paz Soldán ha publicado, entre otros, los cuentarios: Las máscaras de la nada (1990), Amores imperfectos (1998), que incluye el cuento «Dochera», con el que ganó el Premio de Cuento Juan Rulfo 1997, y La vía del futuro (2021); y la novelas Días de papel (1992), El delirio de Turing (2002, Premio Nacional de Novela de Bolivia); Palacio quemado (2006). Cadáver Exquisito Ediciones, de Ecuador, ha publicado Allá afuera hay monstruos (2021) y La mirada de las plantas (2022).
Ese día, Vallejo también participó en la mesa «Yo es otro», junto a Alicia Ortega y Rommel Manosalvas, con la moderación de Santiago Vizcaíno, un conversatorio sobre las representaciones de la otredad en la literatura ecuatoriana. Vallejo partió del concepto de posliteratura, siguiendo a John Beverly, que implica, no tanto una superación de la literatura sino una actitud más agnóstica frente a ella; por tanto, hay un reconocimiento de que la crónica, el testimonio, la confesión, la autobiografía, la novela documental, la historia de vida, etc., tienen tanto valor literario, estético y cultural como la novelas, el cuento, la poesía, la dramaturgia o el ensayo. En ese marco, compartió la postura de Gayatri Spivak sobre la vigencia de la representación, con todos sus bemoles.
En otro momento de la plática, comentó que, en la literatura autobiográfica, el Yo es Yo, aunque, en la escritura, ese Yo se transforme, de alguna manera, en Otro. Y que lo autobiográfico es literatura cuando lo fundamental reside en la escritura. Annie Ernaux en, por ejemplo, El acontecimiento (2000) habla de sí misma: ¿qué es lo que importa: la historia sobre su aborto clandestino o la escritura? En términos generales, importan tanto la experiencia vital de las autora así como la escritura que la convierte, dicha experiencia, en literatura. Hay que recordar, siempre, que sin escritura no hay literatura.
El martes 20, Vallejo dialogó con José Miguel Cabrera, director editorial de UArtes Ediciones, sobre Poéticas de Guayasamín, texto transgenérico publicado por el Fondo de Cultura Económica en coedición con UArtes Ediciones. Ustedes puedes leer un ejemplo de los textos de este libro aquí: El cielo de Sant’Angelo.
Finalmente, Vallejo concluyó su participación en la FIL Quito 2022 en la mesa «Entre tambores que suenan», organizada como un homenaje a los escritores Jorge Velasco Mackenzie (1948-2021) y Pedro Gil (1970-2022). En esta mesa estuvieron también los escritores Jorge Martillo y Ernesto Carrión, con la moderación de la artista plástica Diana Gardeneira.
En la foto superior: Junto a Ramiro Oviedo durante la presentación de El ring del poeta.